Hace más de 10 años, en la cárcel de Ankana (Turquía), estaban tres delincuentes que habían sido buscados durante 7 años por la zona. Estos eran: Francisco Gómez Hernández; el cabecilla, Jorge y Miguel Rodríguez; los dos son hermanos y ayudantes de Francisco.
Eran buscados por robar en el museo más antiguo de Ankana, por 9 asesinatos (5 de ellos los guardias del museo) y por intento de asesinato dos veces al rey de Turquía. Al estar 17 años en la cárcel les dejaron libres. Pero justo el día de antes entraron 2 ladrones en la parcela de al lado. Francisco les dijo a los otros:
- Chssss, vosotros ¿Por qué estáis aquí?
Ellos contestaron:
- Por robar la esmeralda del palacio de Moscú, un tesoro que pertenecía a la familia real desde hace más de 500 años. La trajimos aquí para venderla, pero nos pillaron.
Francisco les dijo:
- ¿Cuántos años os tenéis que quedar?
Ellos contestaron:
- 37 años, esque la esmeralda costaba millones.
Francisco dijo:
- Chicos, creo que nos vamos a Moscú. Nos vemos dentro de 37 años.
Tras dos días eternos de viaje llegaron a Moscú. Cuando llegaron preguntaron a la primera persona que vieron. Esta parecía ser fotógrafa, porque estaba haciendo todo el rato fotos.
Ellos dijeron:
- Oiga, perdone, nos puede indicar hacia donde se va al palacio.
Ella les respondió:
- Lo siento, no soy de aquí. Vengo con dos amigos de vacaciones. Vivo en la parte sur de Ankana.
Ellos dijeron:
- Vale, gracias, adiós.
Cuando el coche se fue, la chica se quedó pensando y se dirigió a sus amigos:
- Sonia, Álvaro, esos chicos me suenan mucho, creo que son de nuestra zona.
Álvaro dijo:
- Claro Blanca, ahora me doy cuenta. Son tres ladrones de allí. Mira. - Álvaro sacó dos fotografías de su mochila - Estos son los hermanos Rodríguez y este, Francisco.
Blanca dijo:
- ¿Y si investigamos sobre ellos y les espiamos?
Al día siguiente a las 7.00 de la mañana salieron del hotel. Blanca pensó que ella podía sacar las fotos mientras Álvaro y Sonia investigaban. Durante toda la mañana habían comprobado si estaban en los sitios más importantes. Después de comer bocatas, tan solo quedaba un lugar por visitar: el palacio.
Preguntaron por todas partes que donde se encontraba el palacio, pero nadie les contestó. Cansados de preguntar por todas partes, vieron un señor mayor y le preguntaron. Éste les respondió y les contó la historia. Al acabar, Sonia dijo:
- Ah, por eso a lo mejor han venido a por la esmeralda.
Tras un día agotador decidieron descansar y buscar mañana. Al día siguiente cuando se levantaron, en el vestíbulo se encontraron a alguien.
- No puede ser. Ahí están, son ellos. - Dijo Sonia.
- Venga, rápido, vamos a escondernos en el coche y después les seguimos. - Susurró Álvaro.
Rápidamente subieron al coche y lo pusieron en marcha. Metieron primera y les siguieron.
Al llegar al palacio vieron que había un coche rojo con A 5179 MH.
- Mírales, ahí están. - Dijo Álvaro.
- ¿Y si llamamos a la policía? - Susurró Blanca.
- ¿Y qué van hacer? Aquí no les conocen. - Exclamó Sonia.
- Aquí no, pero en Ankana sí. Llamaré a mis compañeros. - Murmuró Álvaro.
Tras 10 minutos eternos de hablar con Rodrigo; un compañero suyo del trabajo, Álvaro les dijo a las chicas:
- Ya están en camino, pero ahora que me doy cuenta, hasta dentro de dos días no llegan.
- Pues tendremos que hacerlo nosotros. - Contestó Sonia.
Los chicos entraron al palacio y de repente vieron a los delincuentes. Cuando vieron que entraban en la sala de la esmeralda, Sonia y Blanca se escondieron detrás de la puerta; mientras que Álvaro se encontraba comprando cosas en la tienda de regalos.
En la sala, había 6 guardias en dos turnos. Mientras que Miguel y Jorge distraían a los 3 guardias, se topó Francisco con la esmeralda y la cogió, pero cuando iba a salir se encontró con Álvaro. Francisco se quedó quieto sin saber que hacer y Álvaro le dio tal palazo que le dejó cao.
De repente Blanca vió que la esmeralda se le fue de las manos y tuvo tal suerte que corrió y la cogió. Álvaro sacó 3 esposas de su mochila y les esposó. Al salir del palacio con ellos, vieron que los policías de Ankana llegaron y se los entregaron.
- Buenos, chicos, creo que podríamos irnos ya a Ankana. ¿No creéis? - Les preguntó Blanca.
- ¡Noooo! - Gritó Álvaro - Yo me quedo aquí, que hay muchos restaurantes de Kebab.
Los tres fueron riéndose a carcajadas.
Jimena Calvo Susilla