Marín apuntó que la Región destaca por su elevado número de plazas de toros permanentes, un total de 183, así como por ser cuna de grandes figuras del toreo como Dámaso González o Domingo Ortega, sin olvidar la enorme afición que existe entre los ciudadanos, teniendo en cuenta que, según una encuesta realizada en 2007, el 48% de los castellano-manchegos se define como aficionado a los toros y un 89% considera que la Fiesta Nacional forma parte de la cultura española.
En esta misma línea, el consejero resaltó el impacto económico y ecológico que la crianza del toro de lidia imprime en la economía agraria de Castilla-La Mancha, con unos beneficios estimados entre los 250 y 300 millones de euros, un total de 92 titulares de ganaderías inscritas en el Registro de Empresas Ganaderas de Reses de Lidia del Ministerio de Interior y 135 explotaciones agrarias en las que se cría el toro de lidia.
Motivos, según Marín, más que suficientes para acreditar la decisión del Ejecutivo castellano manchego de declarar la Fiesta de los Toros como Bien de Interés Cultural, con el fin de procurar su protección y reconocimiento como hecho cultural propio de máxima relevancia y concederle la promoción y proyección cultural y medioambiental que merece.