Los programas de formación de madres y padres consisten en actividades voluntarias mediante las cuales tratan de conocer modelos y prácticas educativas que ayuden a mejorar, desde el contexto familiar, el cuidado y educación de los hijos e hijas.
En nuestro país, la formación de padres y madres se ha dado en llamar escuelas de padres, idea surgida en EE.UU y Francia a principios de siglo XX como una de las respuestas a un clima social de preocupación por la infancia y la educación. Desde sus inicios hasta nuestros días, han ido surgiendo nuevas formas de programas de formación y concepciones de Escuelas de Padres y Madres muy diversas y en algunos aspectos contrapuestas.
En general, las Escuelas de Padres y Madres toman la forma de sesiones de trabajo en grupo de padres y madres dirigidas por uno o varios profesionales, con una periodicidad sistemática, sobre temas sociopsicopedagógicos y que se desarrollan en un periodo de tiempo determinado.
Estas sesiones de trabajo tienen una doble vertiente:
1.- La educación de los hijos e hijas, función que se comparte con la escuela. En este sentido la Formación de Padres y Madres persigue as siguientes finalidades:
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Proporcionar a los padres y madres estrategias, destrezas u otros recursos que les ayuden a participar y mejorar aspectos que condicionan el desarrollo de sus hijos e hijas: crecimiento, maduración, socialización...
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Crear un espacio para el diálogo, la comprensión, la reflexión y el conocimiento de lo que supone ser padre-madre y educador a la vez.
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Definir el papel de la familia, la escuela y el marco social como aspectos complementarios de la realidad de sus hijos-alumnos.
2.- La propia familia, como espacio básico de convivencia definido por las personas que la componen, por la manera en que se relacionan y por el contexto en que se sitúan. En este sentido persigue las siguientes finalidades:
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Definir la importancia que la familia, como agente transmisores de cultura, tiene para el desarrollo de sus miembros.
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Proponer el diálogo y la comunicación como elementos básicos para modular democráticamente la convivencia familiar.
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Definir el espacio familiar como un lugar de encuentro y solidaridad intergeneracional.
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Construir familiar democráticas que eduquen a sus miembros en la libertad y en la responsabilidad, esto es, que los eduquen para la convivencia.
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Ayudar a los padres y madres a adaptarse a los cambios sociales y realizar una actualización constante de su papel como tales.